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Capítulo 1- Antecedentes y contexto del cambio climático en Guatemala

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Resumen

Los cambios en las variables climáticas a nivel mundial han sido muy drásticos en los últimos 100 años, especialmente en lo que respecta al aumento de la temperatura de la tierra. Una de las consecuencias más evidentes de estos cambios en el clima de nuestro país es la creciente dificultad de predecir el inicio y finalización de la época lluviosa, debido a los cambios en la distribución y cantidad de la precipitación. Los productores en condición de subsistencia e infrasubsistencia son los más afectados porque dependen de la lluvia para irrigar sus cultivos. Por lo tanto, cuando las lluvias son escasas, se pone en riesgo la seguridad alimentaria a nivel nacional.

Existen evidencias científicas de que los cambios en el clima han sido ocasionados por el exceso de gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de la quema de combustibles fósiles, así como de la ganadería y el desmedido uso de fertilizantes para la agricultura. El exceso de GEI puede ser atribuido directamente al ser humano, lo que ha generado un cambio climático antropogénico. Para enfrentar esta problemática, Guatemala está adscrita a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se ha propuesto la estabilización del aumento en la temperatura a no más de 1.5 °C para finales de siglo.

Durante la Conferencia de las Partes de París se acordó que todos los países que forman parte de la Convención están obligados a mitigar sus GEI, incluyendo a los países en vías de desarrollo. Para responder a los compromisos que ha adquirido en esta convención, Guatemala cuenta con la Ley Marco sobre Cambio Climático, el Plan de Acción Nacional sobre Cambio Climático, las dos comunicaciones nacionales sobre cambio climático, el Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático y ha fortalecido la institucionalidad a través del Consejo Nacional sobre Cambio Climático. El Sistema Guatemalteco de Ciencias de Cambio Climático también contribuye como una iniciativa de la sociedad civil.

Para estar preparados y adaptados ante los efectos negativos del cambio climático, es importante saber predecir el comportamiento del clima en el futuro. Por lo tanto, se debe contar con una línea base de información climática de al menos 30 años. En ese sentido, se han hecho recientes esfuerzos para recopilar datos históricos de precipitación y temperatura de la red de estaciones meteorológicas a cargo del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala; así como de la Asociación Nacional del Café y del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático, entre otras instituciones. A través de este esfuerzo ha sido posible la generación de modelos climáticos utilizando datos locales y, por lo tanto, información más certera para nuestro país. Sin embargo, hace falta fortalecer la red de estaciones a nivel nacional y mejorar el registro y análisis de datos meteorológicos de fuentes de gobierno y de otros sectores en forma conjunta. Así, se podrá continuar generando información que alimente los modelos climáticos para que la evaluación de escenarios futuros sea más adecuada y se puedan establecer necesidades de adaptación en todos los sectores del país.

Capítulo 2- Clima de Guatemala: tendencias observadas e índices de cambio climático

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Resumen

La parte central de este capítulo la constituye el análisis de tendencias históricas en las variables climáticas de Guatemala para buscar si existe algún patrón cambiante por década. La tendencia de la precipitación revela un aumento en el promedio nacional a partir de la década de los noventa, con máximos extremos en los años 1997, 1998, 2010 y 2011. Además, las tendencias en temperatura media muestran un claro aumento (calentamiento) de 1.5 °C en el periodo 1961-2015. Los años con temperaturas mayores corresponden con aquellos en que se produjeron eventos de El Niño. Estas tendencias, al aumento en las últimas tres décadas, pueden ser producto tanto de la variabilidad climática como del calentamiento global de la atmósfera debido al cambio climático antropogénico. Estos resultados se refuerzan con los índices de cambio climático, agregando que, en el caso de la precipitación, el aumento es tanto en cantidad como en intensidad, porque se están registrando más días con lluvias intensas durante el año.

En cuanto a eventos extremos, destaca la alta actividad ciclónica en el periodo 1998-2011 que resultó en grandes pérdidas humanas y económicas para Guatemala. Más recientemente destacan las canículas severas y prolongadas en los años 2012, 2014, 2015 y 2018; también se muestra un retraso en el establecimiento de la temporada de lluvias y una disminución del máximo de lluvia en junio para varios años. En cuanto a ondas de calor, para los años 2015, 2016 y 2017, la mayoría de las estaciones meteorológicas del país superaron el récord de temperatura máxima diaria, esto en concordancia con los registros mundiales que clasificaron esos años como los más cálidos en la historia de los
registros climáticos globales.

En su parte introductoria, este capítulo describe los aspectos fundamentales de las fuentes de variabilidad más conocidas en la región y sus principales impactos en Guatemala, así como las relaciones con la actividad ciclónica y la caracterización de las temporadas de frentes fríos, variación de la lluvia anual y temperatura media. Dentro de los eventos extremos meteorológicos analizados, en su contexto conceptual e impactos en Guatemala, se encuentran: eventos extremos de lluvia y tormentas severas (tanto de origen ciclónico como no ciclónico); eventos extremos de temperatura máxima y mínima (olas de calor, heladas y olas de frío); situaciones de sequía (especialmente en las regiones del país que presentan áreas con menor humedad y semiáridas); y eventos extremos de viento en superficie.

Capítulo 3- Escenarios futuros de cambio climático para Guatemala

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Resumen

Se han generado múltiples escenarios de cambio climático para Guatemala, como los realizados por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) en el año 2001; los del Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe en 2008; de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en 2011; del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad en 2011; y, dentro de los más recientes, están los escenarios realizados conjuntamente entre el MARN y la Universidad de Nebraska de Estados Unidos en el año 2015, basados en el quinto reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. La generación de los escenarios de cambio climático se basa en distintos supuestos del comportamiento de las naciones en el mundo a futuro, denominados forzantes, tales como la cantidad de población mundial, el desarrollo económico, el uso de tecnologías amigables con el ambiente, el tipo de desarrollo (local o mundial) y las decisiones políticas ambientales. Estos forzantes sirven para estimar emisiones de gases de efecto invernadero, que representan el principal insumo para crear los escenarios de cambio climático global. Posteriormente se reduce la escala de estas proyecciones globales a proyecciones nacionales o locales y finalmente se generan mapas de precipitación y temperatura futura para Guatemala. Con base en los resultados de los estudios mencionados, se proyectan aumentos en la temperatura de hasta 3.5 °C para el año 2050 y de hasta 6 °C para fines de siglo, partiendo de la línea base en común de 1980 al 2010. La mayoría de los estudios estiman disminución del 30 % de la precipitación anual para finales del siglo en el peor de los escenarios. En general, los impactos potenciales en el clima se reflejan en sequías que podrían ser más prolongadas y épocas de lluvia menos cuantiosas, pero más intensas.

Capítulo 4- ¿Qué tan vulnerables somos? Elementos para entender la vulnerabilidad de Guatemala

 

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Resumen

Entender la vulnerabilidad del país implica evaluar qué tan expuesto se encuentra ante los impactos del cambio climático y cuál es su sensibilidad a las amenazas y peligros que este representa, así como la capacidad que poseemos para adaptarnos a los desafíos que nos plantea. La alta dependencia económica de Guatemala a la agricultura y sus encadenamientos, los altos índices de pobreza y desigualdad, el reducido nivel y desarrollo del capital humano, las características del aparato institucional en cuanto a su tamaño y su calidad, y el grado de deterioro y agotamiento del sistema natural son, entre otros, los principales elementos que permiten explicar el alto grado de vulnerabilidad que presenta el país. Este capítulo plantea las bases conceptuales para la discusión de los principales procesos de adaptación que ocurren y deberán ocurrir en el país, los cuales se abordan con mayor detalle y de forma sectorial en los siguientes capítulos del «Primer reporte de evaluación del conocimiento sobre cambio climático en Guatemala».

Capítulo 5- Recursos hídricos

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Resumen

Guatemala cuenta con una oferta superficial anual de agua adecuada, pero con una gestión integrada incipiente. Ante esta situación, el cambio climático presenta un riesgo adicional importante debido a la reducción y cambios proyectados en la disponibilidad y calidad del recurso hídrico, que podría afectar el acceso sostenible de la población a cantidades adecuadas y a los medios de subsistencia, así como al desarrollo socioeconómico y preservación de los ecosistemas.

La gestión integrada del recurso hídrico en el país puede mejorarse de varias maneras, lo que permitirá una mejor adaptación al cambio climático. La coordinación y el fortalecimiento de las capacidades de las entidades públicas y municipalidades para generar, sistematizar y evaluar información permitiría realizar una adecuada planificación del recurso. Es recomendable contar con una ley de aguas, pero se puede seguir avanzando en mejorar la actual gestión del recurso, incluyendo la generación de información confiable antes de lograr dicha ley. El sector privado y la academia también deben seguir contribuyendo a la generación de información en coordinación mutua y con las entidades del sector público y municipalidades.

La información adecuada permitirá planificar el desarrollo de programas y proyectos de uso, aprovechamiento y conservación de los recursos hídricos; el Estado, a través de las entidades públicas relacionadas, debe formular el plan nacional de gestión integrada de estos recursos. El país cuenta únicamente con un embalse de regulación anual y es con fines hidroeléctricos, lo cual es una limitante para el aprovechamiento de la disponibilidad hídrica anual. El desarrollo sostenible del país en un escenario de cambio climático requiere de más embalses de regulación anual con múltiples propósitos, como el abastecimiento de agua a poblaciones, irrigación, control de avenidas, entre otros, debido a la desigual disponibilidad en el tiempo y en el espacio. Para lograrlo, se requerirán condiciones favorables de gobernanza, que consisten principalmente en leyes, instituciones, planificación, presupuesto, y que se incluya la participación de la población desde el inicio hasta su puesta en práctica.

Recientemente en el país, debido a los cambios en disponibilidad del recurso hídrico, sobre todo en las cuencas de la vertiente del Pacífico, se están dando condiciones favorables de gobernanza, lo cual servirá para futuros programas de aprovechamiento y usos múltiples del agua que sirvan en los procesos de adaptación a un futuro con menos lluvia y, por tanto, menos disponibilidad hídrica.

Capítulo 6- Agricultura y seguridad alimentaria

 

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Resumen

La actividad agropecuaria aporta el 21 % del producto interno bruto. Constituye la principal fuente de empleo y aporta aproximadamente 36 % del total de las divisas a través de las exportaciones. En Guatemala, se identifican por lo menos tres modalidades de producción agrícola: agricultura de subsistencia campesina, la agricultura semicomercial y la agricultura de exportación. Tanto la agricultura de exportación como la de subsistencia son un desafío bajo los patrones de variabilidad climática actual, debido a que son altamente sensibles a los cambios de temperatura y lluvia. Los impactos previstos del cambio climático aumentarán la variabilidad y posibilidad de que ocurran eventos extremos como
sequías, inundaciones y heladas, las cuales amenazan los medios de vida de miles de familias y la base de la alimentación del país. Sumado a los efectos, actuales y previstos del cambio climático, se debe considerar la vulnerabilidad del sistema productivo por factores como pobreza, bajos niveles de educación, incertidumbre en tenencia de la tierra, poco acceso al agua, exposición a plagas, desnutrición crónica, etc.

Aunque el sector agrícola es vulnerable, también hay oportunidades para generar nuevos modelos de producción que ayuden a adaptarse y a mitigar el cambio climático por medio de medidas sociopolíticas, financieras y técnicas con enfoque integral. La tendencia a nivel mundial muestra que la agricultura debe evolucionar a sistemas que estén más armonizados con el funcionamiento de los ecosistemas para garantizar la seguridad alimentaria, la gestión sostenible de la tierra y del agua, y la conservación de la agrobiodiversidad, la cual es la base biológica para la adaptación de la agricultura al cambio climático. Asimismo, es fundamental un sistema de gobernanza nacional que reevalúe las políticas agropecuarias actuales y promueva los mercados agroecológicos.

Desde lo institucional, la planificación en este sector debe buscar todas las sinergias posibles tanto para la adaptación como para la mitigación y evitar que las medidas de mitigación reduzcan el bienestar y la productividad de los agricultores. Es crucial trabajar de manera más articulada entre todas las entidades del Estado y también fortalecer la organización local en los territorios. La cultura de planificación y una visión a largo plazo son fundamentales para generar medidas de adaptación transformacionales.

De la mano con el tema de producción de alimentos, se debe abordar el problema de inseguridad alimentaria con un enfoque sistémico e integral. Las acciones aisladas que no contemplen intervenciones en varios puntos del problema verán limitada su efectividad.

Capítulo 7- Diversidad biológica y ecosistemas terrestres

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Resumen

La diversidad biológica de Guatemala enfrenta retos importantes frente al cambio climático y los seguirá enfrentando en las siguientes décadas. Diversos estudios proyectan una transición de ecosistemas terrestres muy húmedos y húmedos (excedentarios en agua) hacia ecosistemas secos y muy secos (deficitarios en agua), lo que supondrá una transformación de las diversas formas de vida y de sus interacciones con su entorno biótico y abiótico. Las evaluaciones y estudios desarrollados en los últimos años evidencian modificaciones en los patrones de distribución y en el comportamiento de diferentes especies en diversos ecosistemas del país. También se ha observado la desaparición de algunas especies de regiones donde años atrás eran consideradas abundantes. Ante los impactos presentes y futuros del cambio climático, las estrategias para atenuar la intensidad y gravedad de esos impactos en la diversidad biológica y ecosistemas existentes en el país pueden agruparse en: i) estrategias de conservación y manejo de los ecosistemas (establecimiento de áreas protegidas, corredores biológicos y mecanismos de protección de los ecosistemas); ii) manejo forestal sostenible; iii) restauración de ecosistemas deteriorados; iii) adaptación de la gestión con consideración del cambio climático; iv) adopción de enfoques basados en los ecosistemas para la gestión del agua, la planificación del territorio y el desarrollo de producciones agrícolas, entre otros.

Capítulo 8- Océanos y ecosistemas marino-costeros

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Resumen

Guatemala tiene una extensión territorial marina de 120 229 km2, lo que representa el 53 % de extensión total del país (terrestre y marina), y su litoral abarca 254 km en el Pacífico y 148 km en el Caribe. Es uno de los países más vulnerables a los efectos adversos del cambio climático que cada vez está afectando más a todo el planeta. En tan solo dos décadas se han registrado en el país efectos negativos de eventos hidrometeorológicos de gran intensidad, como el huracán Mitch (1998), sequías (2001, 2005) y blanqueamiento de coral (2015, 2016 y 2017). Las actividades humanas están continuamente degradando los océanos.

Diversos estudios muestran que la abundancia de peces, invertebrados y otras especies marinas ha disminuido en Guatemala en los últimos cinco años. Estos cambios afectan la capacidad que los océanos tienen para brindar servicios ambientales a distintas comunidades. La valoración económica estimada de los bienes y servicios que prestan las zonas marino-costeras de Guatemala se encuentra entre los USD 344 millones y USD 454 millones de ingresos promedio al año.

En los últimos años se han evidenciado más los efectos del cambio climático, como el aumento de temperatura y la acidificación del agua de los océanos de Guatemala. La pérdida de oxígeno ha provocado complejas interacciones que de alguna manera han alterado distintas formas de vida, reduciendo la capacidad de los océanos para proveer los bienes ambientales, como recursos pesqueros, por ejemplo. Las actividades antropogénicas, principalmente los desechos producidos, influyen negativamente en la supervivencia, crecimiento, comportamiento y reproducción de los organismos, asimismo alteran su respuesta inmune y aumentan las enfermedades.

Para adaptarse a los efectos del cambio climático es indispensable la generación de un sistema de levantamiento de información permanente dirigido a objetos clave de conservación (arrecifes, especies de importancia para la pesca, etc.), que involucre a la academia e instituciones gubernamentales y no gubernamentales. También es necesario el establecimiento de una red de áreas marino-costeras protegidas, cuyo objetivo principal sea incrementar la resiliencia de esta zona en ambos litorales del país. Además, se deben fortalecer los usos locales de los recursos marino-costeros por medio de la conservación y el aprovechamiento adecuado de los ecosistemas, para favorecer buenas prácticas de desarrollo económico.

Capítulo 9- Asentamientos humanos e infraestructura

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Resumen

Los sistemas naturales de los que se valen los sistemas humanos para la obtención de los medios de vida se encuentran en considerable riesgo ante la posible escasez de recursos como el agua. La infraestructura juega un papel primordial en el desarrollo y bienestar de un país, y resulta imprescindible para que la economía se ubique en un rumbo de mayor crecimiento. El cambio climático tiene repercusiones directas sobre la infraestructura física que se considera vital para una ciudad.

Por ejemplo, la exposición a deslizamientos es muy alta en las ciudades densamente pobladas, como la ciudad de Guatemala, que tiene aproximadamente 297 asentamientos humanos en situación de pobreza (Mazariegos, 2017). El rápido crecimiento de la población (cuatro por ciento anual) supone un aumento de la demanda de vivienda, incluidas las de condiciones poco favorables para quienes viven en asentamientos, lo cual expone a los territorios en ocupaciones evidentemente vulnerables a sufrir daños o riesgos significativos de desastres, especialmente en la temporada de lluvia.

Una de las principales amenazas a las que se enfrenta la infraestructura son las inundaciones, que se consideran como uno de los eventos más costosos y uno de los fenómenos con más probabilidad de aumentar como efecto del cambio climático. En la infraestructura, su ocurrencia afecta especialmente a puentes y carreteras.

Existe una serie de acciones que deben ser consideradas como prioritarias. Entre ellas se encuentran la identificación y monitoreo de riesgos, mejoramiento de la normativa que regula la construcción en zonas poco adecuadas, técnicas de construcción de infraestructura contra daños por eventos naturales extremos, la adopción de un enfoque multiamenazas cuando se considere que el entorno es vulnerable y, finalmente, la implementación de estrategias financieras para reducir el riesgo.

Este capítulo está enfocado en el planteamiento de las principales amenazas e impactos que puedan ocasionarse en los sectores de infraestructura y asentamientos humanos por eventos que se generen a causa del cambio climático. La consecuencia prevista será el aumento del riesgo a desastres, con las consecuentes pérdidas, tanto de vidas humanas como de daños a la infraestructura. En tal sentido, se exponen las medidas de adaptación que deberán tomarse para minimizar o eliminar el impacto que se pueda ocasionar prevenir desastres que interrumpan el funcionamiento normal de las actividades sociales.

Asimismo, se procura poner en contexto el contenido con el estado del arte y las acciones que se han tomado a nivel nacional por medio de la Ley Marco para Regular la Reducción de la Vulnerabilidad, la Adaptación Obligatoria ante los Efectos del Cambio Climático y la Mitigación de Gases de Efecto Invernadero (Decreto 7-2013, 2013) y la Política nacional para la reducción de riesgo a los desastres en Guatemala (CONRED, 2011).

Capítulo 10- Salud humana

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Resumen

El clima mundial está cambiando notablemente e impactando considerablemente la salud humana a través de efectos directos sobre grupos vulnerables como niños, ancianos, enfermos crónicos, personas alérgicas e inmunodeprimidas, entre otros. Sin embargo, su mayor efecto puede vislumbrarse en el deterioro de los determinantes de la salud al exacerbar las inequidades sociales, económicas y demográficas. El cambio climático, considerado como un factor impulsor del riesgo de desastres, actúa aumentando las presiones ya existentes sobre la vivienda, seguridad alimentaria, agua, pobreza y muchos otros determinantes de salud.

En Guatemala, las investigaciones relacionadas con los efectos del clima en la salud humana son limitadas y el Sistema Nacional de Salud, el Sistema de Seguridad Social y otros prestadores de servicios de salud no consideran el cambio climático como un factor prioritario causante de enfermedades; sin embargo, los efectos en los subsistemas relacionados como producción de alimentos, agua, saneamiento ambiental, entre otros, evidencian consecuencias negativas al reducir la disponibilidad de servicios básicos de calidad y seguridad alimentaria. Estos efectos incrementan la pobreza, reducción de tierras de cultivo y la necesidad de programas de asistencia humanitaria para los afectados. Las enfermedades vectoriales han incrementado evidentemente su frecuencia, situación que se agrava con la aparición de nuevos padecimientos como el zika y chikunguña.

El sector de agua y saneamiento es uno de los sectores que será afectado por los efectos del cambio climático, lo cual constituye un grave riesgo, ya que pueden incrementar las enfermedades asociadas al agua. En cuanto a las enfermedades vectoriales se prevé un notable cambio en su incidencia y distribución, ya que dependen de las variaciones territoriales y la presencia de vectores. Por ejemplo, los territorios que tengan cambios de temperatura tendrán cambios en sus patrones de enfermedades vectoriales; en ese sentido, el patrón general parece ser el aumento en el número de casos o una redistribución geográfica de enfermedades.

Un reto importante es la adaptación del sistema de salud al cambio climático, tanto en su ubicación en zonas seguras como en el manejo de información epidemiológica. Entre los pasos importantes para resolver estas limitantes están: i) fortalecer el monitoreo epidemiológico; ii) incorporar monitoreo climático junto con monitoreo de enfermedades afectadas por clima (p. ej., enfermedades vectoriales, enfermedades transmitidas por agua, enfermedades cardiovasculares, etc.); iii) fortalecer la visión prospectiva y reducir la reactiva para actuar antes, y no después, de los desastres y epidemias; y iv) promover la
capacitación del recurso humano.